El tomate es un alimento muy popular en todo el mundo, se emplea en infinidad de platos y es fácil combinarlo con otros alimentos. Si el tomate es de calidad nos encontramos con platos casi gourmet, muy sencillos. En casa no hay nada que nos guste tanto como una sencilla ensalada de tomate con queso fresco, por no hablar de las innumerables salsas que podemos hacer con él.
Aunque
siempre recomiendo comer frutas y
verduras con su piel en la medida de lo posible, hay platos que agradecen su
ausencia como es el caso del tomate, que en ciertas preparaciones, una vez
pelado resulta mucho más fácil de comer. En otras muchas de las recetas del
blog cocino con el tomate sin piel, como en la salsa arrabiatta y en la mayoría
de las ensaladas de tomate, sobre todo fuera de temporada, ya que tiene la piel
más dura. Otras elaboraciones que a menudo requieren pelar los tomates son las
salsas que no pasan por la licuadora, como la boloñesa o la clásica salsa de
tomate y en los acompañamientos de un ceviche, guacamole o ensaladas de pasta o
arroz. También lo han visto en alguna de las salsas vinagretas de las ensaladas
o para aromatizar algún guiso o sopa.
Otro
ejemplo donde debemos pelar el tomate es cuando cortamos en concassé o concasser. Una forma de trocear el
ingrediente de en cuadraditos de un tamaño aproximado de 0,5 centímetros de
lado y sin piel ni pepitas, por lo que es un corte de tamaño superior al
denominado brunoise. Este tipo de corte se suele
emplear para preparar salsas, ensaladas, tortillas, pizzas o aperitivos.
Pelar tomates no es una tarea muy agradable. Si utilizamos el cuchillo siempre se pierde pulpa y también mucho tiempo. La manera más fácil de hacerlo es escaldándolos en agua hirviendo durante unos segundos.
DIFICULTAD: Super fácil
TIEMPO: 3 minutos
Recetas
de ensaladas y verduras
Trucos
de cocina
Ingredientes para Cómo pelar tomates de
manera sencilla
1
k. de tomates
Agua
fría y agua caliente
1
cuchillo afilado
Cómo pelar los tomates
1. Ponemos una olla o cazuela con agua y subimos la
temperatura al máximo hasta que llegue a ebullición. Dejamos un bol grande con
agua en la nevera o con hielo solo necesitamos que el agua esté bien fría. El
contraste entre el agua caliente y el agua fría hace que la piel del tomate se
separe de la carne. Por eso es muy importante que ese contraste sea muy brusco
y por eso debemos asegurarnos de que el agua caliente esté hirviendo y de que
el agua fría esté helada.
2. Mientras se calienta el agua colocamos los tomates en una
tabla y aplicamos un corte en cruz sobre la base del tomate. El corte debe ser
lo más superficial posible, si cortamos sólo la piel mejor pero si se te va un
poquito el cuchillo para la carne del tomate tampoco pasa nada.
3. Cuando el agua esté a tope de temperatura y salgan todas
las burbujas añadimos los tomates y los dejamos en el agua hirviendo 20-30
segundos. Hay que ser muy preciso al controlar el tiempo, ya que de lo
contrario la parte superficial del tomate quedaría cocinada. Los sacamos con
una espumadera al bol con el agua fría y los dejamos un rato hasta que pierdan
temperatura, con 2 minutos será más que suficiente.
4. Sacamos los tomates del agua fría y separamos por donde
vemos que la piel se ha abierto, sólo tenemos que tirar de ella quitarla
totalmente. De este modo ya tienes los tomates totalmente pelados. Sólo
quedaría quitarle la parte dura del medio y los tendríamos listos para cocinar.
Si
vamos a utilizarlos para una ensalada no olvides de hacer este proceso antes,
deja los tomates en la nevera para que se enfríen adecuadamente antes de
comerlos.
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